
En los siglos XIX y XX los e-mails se manufacturaban con igual intensidad que los correos electrónicos de hoy; la diferencia radica en la distancia, la
¿post-mediatez?, el tiempo pospuesto entre la escritura y la lectura de la misiva en cuestión. Ahora podemos acceder al epistolario de
TOLSTOI, donde airea sus demonios. La noticia completa está justo
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